El próximo viernes 2 octubre se estrena Explota explota, una comedia romántica musical con canciones de Raffaella Carrà y homenaje de Ana Guerra. Es una coproducción italiana con TVE, en colaboración con Amazón Prime y distribuida por Universal. ¿Será nuestra Mamma Mía? Posiblemente.
Nacho Álvarez ha creado una historia que gira entorno a la discografía de Raffaella Carrà, quien aparece en un pequeño cameo. El escenario es el Madrid de principios de los años 70, en una sociedad a caballo entre el tardofranquismo y la Transición. Los colores del vestuario están muy bien cuidados y es que la película trata concretamente sobre esto: el vestuario de las mujeres. Ridiculiza así la censura que decidía qué era decente y qué indecente, añadiendo capas o apostando por un plano general en vez de uno corto que evitara el escote de bailarinas y cantantes. Pues la figura del censor en TVE pretendía “cuidar de los espectadores”.
La trama de amor es un escenario más, ya que lo importante son los números musicales. La historia romántica es algo manida, chico y chica se conocen, son de mundos diferentes así que deben romper pero al final se reencuentran. Fernando Guallar interpreta a Pablo, el protagonista bueno que sigue las normas buscando la aprobación de su padre. Mientras que María (Ingrid García-Jonsson) es una mujer soñadora que llega a su vida como una novia a la fuga para romper los esquemas de su mundo y desatarlo del yugo de la moral y las buenas costumbres.
Es una película fresca, alegre con escenas muy divertidas que siempre incluyen a Amparo (Veronica Echegui), la amiga extrovertida con acento murciano y enamorada del amor. En el reparto de secundarios también llama la atención Fernando Tejero, muy cómodo como director del programa de televisión de Rosa y sus rosets, que se descubrirá como depredador sexual. Algo importante en un musical es que las canciones están bien encajadas, ya que el primer número desentona hasta que el espectador se acostumbra a la narrativa, una escena que recuerda al de Raúl Arévalo y Javier Cámara en Los amantes pasajeros (Almodóvar, 2013).
Destacan sobre todo las coreografías y los vestuarios, evocando una imaginería en el plató de TVE. Además, es el único lugar donde el espectador puede disfrutar de Natalia Millán (Elsa en El Internado). Al inicio parece la villana que teme que la nueva bailarina le quite el puesto pero luego abrazan la sororidad entre estrellas para señalar al verdadero villano: la censura, la moral cristiana y la deontología de la época. Ni siquiera la figura del censor, interpretado por Casablanc, es tan malo.
Al final demuestran que los tiempos avanzan y la sociedad desarrolla otra reglas morales para las nuevas generaciones, que madurarían en la democracia. Por ejemplo, enseñan esas Nocheviejas más libres, que empezaron algo que unos años después se llamaría “destape”. Explota explota tiene un guion algo previsible y una realización solvente, pero una estética de fantasía. Una película para disfrutar, reír y así escapar de “esta situación tan heavy que nos ha tocando vivir”, como diría Ylenia.